Opinión

Paro nacional: La fuerza del Movimiento Obrero y la ruptura del sentido común.

*Por Gustavo  A. Ramírez

El mundial no estancó la lucha por eso el  25 de junio será una jornada histórica para el Movimiento Obrero. El paro nacional convocado por la CGT ya tiene las características de contundente. Ha logrado sumar la adhesión de la gran mayoría de los espacios gremiales del país. La crisis económica y el avance político sobre los derechos sociales por parte del modelo neoliberal de Cambiemos produjeron un quiebre social que puede tener un costo demasiado alto para el gobierno.

Esta media de fuerza abre una nueva instancia para el campo sindical. No ya por la continuidad de un plan de lucha, el mismo se gestó hace varios meses atrás cuando se comenzó a construir esta huelga general, sino por la necesidad de generar cohesión interna en el marco institucional de la CGT. La racionalidad por parte de un sector importante de la dirigencia permitió el disciplinamiento de los actores inorgánicos. Lo cual implicó una derrota política para el Gobierno que apostó abiertamente a la ruptura permanente de la Central Obrera.

La CGT demostró, una vez más, ser un cuerpo autónomo. Ello no quiere decir que, a su vez,  sea un factor de homogeneidad. Quien idealice a la estructura sindical como un todo monolítico y ampliamente corporativo sólo caerá en el significante vacío de su propia ignorancia al respecto. Las fuerzas, hacia el interior de la organización, son dinámicas y heterogéneas. Esa distinción contribuye a la conformación de tensiones permanentes  que se potencian ante la falta de un liderazgo explícitamente definido. No obstante los sectores, que hoy han conducido el armado del paro, han demostrado que la paciencia y la inteligencia en la acción pueden ser realmente efectivas por encima del voluntarismo ideológico.

Durante la última semana las operaciones de prensa, políticas y sociales, desde amplios sectores del quehacer político, han intentado desacreditar el paro. La derecha es la enemiga natural de estas medidas, sin embargo lo que llama la atención es la facilidad con la que desde el campo nacional se cae en la trampa de la crítica permanente. Lo cual  puede resultar un pose narcisista de los agentes progresistas que desde la romantización del purismo ideológico pretender correr por izquierda al sindicalismo. Un error estratégico importante en medio de una coyuntura que demanda inteligencia para mover las piezas en el complejo tablero social. Tan es así que esos actores no han comprendido con profundidad que éste paro era necesario efectuarlo sin movilización. El infantilismo de dichos sectores representa un escollo a la hora que sumar fuerzas en el concierto de la unidad necesaria.

Después del 25 de junio el mapa y el territorio político quedarán marcados en un cambio estratégico. Durante este tiempo la resistencia fue mayoritariamente sindical. El paro nacional opera sobre una nueva instancia que deposita en la espalda del universo político la demanda de la ofensiva. La urgencia del momento implica compromiso de acción del ámbito político. La lucha ya no es gremial, es netamente política. El sindicalismo, con sus contradicciones a cuestas y sus fragmentaciones ha logrado canalizar el malestar social. Sin embrago el correlato político no empareja los esfuerzos dentro del actual proceso histórico. Ya no solamente es la pelea enmarcada en el Congreso, es la definición de los emergentes de cara al 2019 en medio de una profunda crisis económica y social. Como expresan algunos compañeros urge la necesidad de un mensaje que revitalice fuerzas, por fuera de la voluntad, y que devuelva la esperanza como proyecto nacional.

Hacia el futuro inmediato el sindicalismo tiene un importante desafío. Esta etapa del capitalismo ha trastocado la valoración histórica de la subjetividad social. Nuevos agentes socio-políticos-culturales emergen a partir de la irrupción, por ejemplo, de la revolución tecnológica. La homogeneización de la identidad, sujeta a la tiranía de la individualidad, exacerbó las potencialidades del Empresario del Yo para romper los lazos efectivos de la colectividad. El sindicalismo ya no puede pensarse como otrora, necesita saltar los muros históricos para interpelar a los nuevos actores sociales. El rumbo, en ese sentido, es inexorable. Existe una nueva dimensión del universo de las relaciones laborales que amenaza con romper la cadena de sentido construida en el tiempo y que permitió al sindicalismo afianzar los lazos de colectividad e identidad.

El neoliberalismo del capitalismo tardío, posindustrial, pugna por la apropiación del sentido. La batalla se expresa en el dominio de agendas que le son extrañas a su corpus social. Allí revitaliza la circulación del flujo de dominio simbólico y el sentido común se torna en un arma poderosa para la apropiación de subjetividades. Curiosamente las redes sociales sirven como catalizadores del flujo circulante de dicho sentido común. En medio de estos nuevos paradigmas la CGT deberá constituir una nueva conducción. La duda se manifiesta  sobre la posibilidad de dar un paso trascendente hacia el trasvasamiento generacional. Aun así ello no es garantía de interpelación social de cara hacia las subjetividades volcadas al individualismo.

Como señaló Juan Carlos Schmid, al paro hay que incluirlo dentro de un proceso histórico. Por eso la lectura de lo que implica está medida de fuerza no puede ser lineal, mucho menos superficial. La ignorancia periodística  y la pereza ideológica se esfuerzan en nadar sobre la superficie. En este contexto el paro nacional no es un mera expresión del mal humor social. Es el avance de la clase trabajadora sobre la estructura neoliberal y abre puertas a nuevas dimensiones del universo sindical y social. El progresismo y la derecha pierden de vista la real potencia de la fuerza gremial en Argentina. Sobre todo porque el Movimiento Obrero fortaleció y dinamizó su potencia, no en la orfandad de la revolución socialista, sino en la composición estructural de la comunidad organizada. En este sentido el paro nacional representa la ruptura del sentido común.

 

Director periodístico de AGN Prensa Sindical.

Periodista de La Señal Medios/ Palabra Sindical/ Puerto Base /Radio Gráfica

 

 

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