Opinión

Opinión y debate: De Libertario Ferrari, delegado obrero del´45, al increible Balcedo

José Luis Ponsico (*)

Es posible que dos generaciones desconozcan hechos y protagonistas del mejor sindicalismo en algo más de un siglo. Las noticias dan cuenta de dirigentes cercanos a páginas policiales, “Caballo” Omar Suárez,  Sindicato Obreros Marítimos; “Pata” Juan Pablo Medina, Unión Obrera Construcción, UOCRA delegación  La Plata y Marcelo Balcedo, copia “Increible Hulk”, al peor lugar, reivindicativo.

Un repaso por el siglo XX permite suponer que no siempre ser delegado obrero, luego dirigente sindical, representante laboral en foros internacionales, sugiere “traicionar” valores éticos, virtudes esenciales en la actividad sindical. Libertario Ferrari, hijo de un anarquista, en el 45 brindó una lección de representación obrera

En un plenario de la CGT. en plena crisis interna del Poder militar con el Coronel Juan Perón ya destituído y trasladado al Hospital Militar -enfermedad no grave- en medio del “destierro” a la isla “Martín García”, propuso “huelga general” en medio de los titubeos de algunos dirigentes experimentados. El peronismo, naturalmente “no existía”. Delegados anarquistas, comunistas e independientes.

Ferrari, algo más de 30 años, discípulo de Arturo Jauretche, “Forja” Fuerza Orientación Radical de Juventud  Argentina, creada por intelectuales del pensamiento nacional en 1935. La moción del gran olvidado de historia peronista, 16 de octubre del 45, se impuso apretadamente. Así, la CGT apoyó a Perón.

Una desgracia, junio del´47, segó la vida del delegado obrero Compañía Cooperativa del Gas con intereses en el extranjero. El avión que regresaba de la OIT Organización Internacional del Trabajo en Ginebra, Suiza, Libertario como “estrella”, la misión del primer gobierno de Perón, cayó en la selva venezolana. No hubo sobrevivientes. ATE lo recuerda en su sede de Capital.

En los´50 la caída del gobierno peronista produjo virtual intervención a los sindicatos, antes a la CGT y en general todo el sindicalismo que creció con las leyes obreras del primer gobierno de Juan Perón, 1946-52. Un movimiento obrero sindicalizado y fortalecido por la legislación. Todo mutó en persecuciones y prohibiciones.

Marzo del´56, plena “Revolución Libertadora” con el general Pedro Aramburu y el almirante Isaac Rojas como líderes en el derrocamiento del gobierno popular, se conoció el Decreto 4161 por el que no se podía nombrar a Perón, a “Evita”, símbolos, ni cantar la “Marchita Muchachos Peronistas”. En ese contexto el dirigente textil, Andrés Framini, vivió en la clandestinidad por “lealtad a Perón”, escribió el historiador Roberto Baschetti

En los 60 la figura de Augusto Timoteo Vandor, entrerriano, ex sub oficial de la Armada, obrero metalúrgico “Fábrica Philips” marcó otra época: “Peronismo sindical sin Perón”. Al punto que dos gobiernos, extracción radical, Arturo Frondizi, febrero del 58 y Arturo Illia, julio 63, llegaron al Poder con el peronismo “proscripto”

Vandor recogió enemigos internos. En las elecciones legislativas del 65 el peronismo participó disfrazado de “Unión Popular”. Los diputados nacionales “vandoristas” alcanzaron efímero “estrellato” legislativo. Uno muy recordado, Paulino Niembro, Unión Obrera Metalúrgica, padre del periodista Fernando Niembro.

Paulino, ex obrero “Cocinas Volcán” pasado de boxeador amateur, ganó fama por fuerte personalidad. En los 70 su relación con Lorenzo Miguel, heredero de Vandor -víctima de atentado; acribillado, junio del´69, pleno gobierno “de facto” del general Juan Carlos  Onganía- dominaba la AFA.

En el´67 el “vandorismo” aliado al régimen de Onganía instaló la figura de Valentín Suárez, directivo de Bánfield, ex miembro de la Fundación Eva Perón, también titular de la AFA. en el primer ciclo peronista, resultó designado  Interventor en la AFA. En la misma época crecían otras figuras en el mundo sindical.

El líder de los Gráficos, Raimundo Ongaro, nacido en Mar del Plata, obrero linotipista en los Talleres Kraft, formado en claustros de la Iglesia Católica, se instaló como dirigente del peronismo combativo. Llegaba, abril del´68 la “CGT los Argentinos. En Córdoba “la izquierda” con Agustín Tosco, obrero de Luz y Fuerza, vivía el preludio del “Cordobazo”

Con Atilio López, UTA  Unión Tranviarios Automotor y el mecánico Elpidio Torres, artífices de la mayor movilización social en pleno gobierno militar de Onganía, general del Ejército que desde 1962 dominaba la fuerza. Tiempo, “azules y colorados” Enfrente, Alejandro Lanusse. La caída de Onganía, en buena medida, se debió al “Cordobazo”.

El regreso de Perón en el 72 marcó otro tiempo difícil. El sindicalismo dividido: la UOM superaba los 400 mil afiliados. El tiempo de José Ignacio Rucci, de Alcorta, Santa Fe, obrero en San Nicolás y el rigor, al cabo “acto  fallido”, de “La patria metalúrgica”. Pagó caro su lealtad a Perón. La vuelta al Poder, elecciones del 23 de septiembre del 73 y una consecuencia trágica.

La fórmula Perón-Perón ganó con 64% de los votos a la Unión Cívica Radical de Ricardo Balbín que alcanzó el 25%. Rucci  dos días más tarde recibió 23 balas, mediodía, 25 de septiembre. Había visitado a su familia en vivienda de Flores, calle Avellaneda. Una emboscada. La “guerrilla” lo había condenado, meses antes.

Perón a sus allegados se adelantó al genio del fútbol del siglo XX. “Es como si me hubieran cortado las piernas”. Rucci, líder de la CGT antes de la UOM enfrentado a “Montoneros” poco antes con las elecciones a la vista, dejó una expresión que pudo ser su propia sentencia: “Con el General en la Rosada, se acabó la joda”, dijo.

La dictadura militar cambió en parte la cultura sindical. Lo que vino después es una generación de dirigentes cuya última expresión “combativa” remite al paro contra la política de Martínez de Hoz en abril del´79, por entonces Comisión Nacional de los 25 gremios peronistas, con un sindicalismo prohibido. Varios dirigentes se diferenciaban de Lorenzo Miguel y la sucesión de los´´70.

Con los militares en el Poder, el sindicalismo resultó víctima de una política de represión y de muerte. René Salamanca, mecánico,  SMATA Córdoba, secuestrado, asesinado en las primeras horas del golpe de Estado, 24 de marzo del´76. En febrero´77 secuestro y crimen de Oscar  Smith, Luz y Fuerza. Represalia, “apagones”, plena dictadura.

En el´79 Roberto García, taxista; Roberto Digón, tabaco; José Rodríguez, mecánico,  SMATA. Ricardo Pérez, camionero; José Santamaría, encargado de Edificios, padre de Víctor; crecíaun dirigente “segunda línea”, enseguida alcanzaría liderazgo: el cervecero Saúl Ubaldini. Con respaldo de la dirigencia tradicional, Lorenzo Miguel y Diego Ibañez SUPE. Petroleros del Estado.

Una generación de dirigentes sindicales lleva más de 40 años de vigencia. En su mayoría desde el peronismo enfrentaron el gobierno de Carlos Menem, curiosamente entronizado en el Poder, mayo del´89 con votos peronistas. Muchas contradicciones. Lo bueno y lo malo, medida del peronismo. Con 45 años dueños de sus sindicatos un “dream team”.

Hugo Moyano, camioneros, antes Armando Cavalieri, comercio;  cerca West Ocampo, de la sanidad; algunos fallecidos, más de cuatro décadas, Oscar Lezcano, Luz y Fuerza; “Bocha” Palacios cercano a Moyano, en un accidente. Otra línea, Luis Barrionuevo, gastronómico. Con un “récord”, Ramón Baldassini, “medio siglo” en Telepostales.

En 75 años de sindicalismo peronista pasaron buenos, malos, altruistas, traidores, abnegados y ladrones. Los sindicatos son instrumentos de los trabajadores para defender conquistas en el campo del trabajo. Se vive pensando en la defensa de los compañeros o en la defensa de los propios intereses.

Diría Santa Rita: “Los sindicatos, sus hombres … te dan y te quitan”. Balcedo no estuvo muy al tanto de los valores de Libertario Ferrari, cuando debió entregarse rodeado de autos, millones de dólares, propiedades, Punta del Este, Piriápolis, obscenidad y hedonismo ante que las leyes obreras. Otros tiempos

 

 

(*) Columnista de la Agencia Télam, La Señal Medios y Libre Expresión

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